6.07.2006

¡Ya cállese señor Presidente! con todo respeto

Por Rafael Olivera

Si no padecemos de amnesia, o tenemos problemas similares a los de los políticos, como pudiera ser la desmemoria, entonces hemos de recordar varias de las irreverencias cometidas por Vicente Fox Quesada cuando era aprendiz (nunca aprendió) de político, siendo diputado del PAN, después como gobernador, y luego en la prolongada campaña que es hora que todavía no termina. Tan no ha concluido, que actualmente vemos a Vicente despotricar a diestra y siniestra contra sus adversarios políticos, aunque preferentemente le atiza al único que sabe es su enemigo, sobretodo por la tesis tanto política como económica que sustenta, contraria a todo lo que él defiende a ultranza y que en su momento negó, rechazó y defenestró con tal de cobrar adeptos y poder arribar a la silla presidencial, la cual, insistimos, le quedó demasiado holgada. Con una infinidad de eslóganes y frases mediáticas, logró embaucar a 15 millones de electores, convenciéndolos de que era la mejor opción, porque perversamente les hizo creer que estaba en contra de todo lo que oliera a neoliberalismo, de ahí que se escudaba en el tan socorrido “cambio”, precisamente porque la ciudadanía estaba harta de la tramposa política del priato que en los últimos sexenios (De la Madrid-Salinas-Zedillo) se había ensañado con la población al grado de que cada día se tornaba más crítica la situación económica de la gran mayoría, convirtiéndose tales gobernantes en maquila de nuevos pobres, cada año y cada sexenio que transcurrían. Utilizando un costoso equipo de publicistas, de expertos en mercadotecnia, se vendió como un gran producto (que a la postre resultó un nocivo producto chatarra) en el que muchos confiaron, pero al tiempo se percataron que habían sido defraudados, reconociendo que el mal llamado “voto útil” devino en “inútil”. Ante la impotencia de Fox (en el caso que nos ocupa, políticamente) de frenar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, inicialmente mediante los “video-escándalos” de sus ex colaboradores, enseguida el desafuero fallido, y ahora con todo el aparato del Estado, para contrarrestar las preferencias de los ciudadanos, orquestando campañas mediáticas a granel, y valiéndose de cuanta tribuna le es concedida para proferir, predicar y hasta profetizar acerca de la catástrofe que vendrá si se opta por tal candidato, se torna imperativo advertir que esa actitud antidemocrática, con tintes fascistoides, descaradamente a favor del candidato de su ultraderechista partido, no dejará saldo positivo alguno en la contienda electoral, ni en el proceso de votación que se dará dentro de escasos cien días. Está jugando con dinamita el ciudadano Vicente Fox Quesada, en ese su afán de meterle zancadilla a su enemigo. Las declaraciones disparatadas, sin venir al caso, el elogio a la estulticia que realiza un día sí, y otro también, alabando, ensalzando los supuestos logros de su gobierno con la política marcadamente neoliberal que le han dictado los grandes intereses transnacionales, son la más clara muestra de que quiere imponer al pelele candidato del inmaculado partido, quien a estas alturas, no ha encontrado siquiera un lema para su derrotada campaña, y ha llegado al grado de “plagiar” el lema del PRI, cuestión que denota la dimensión de su perceptible fracaso.
La supuesta irreverencia de López Obrador, es nada, si se le compara con las cometidas por Fox en otros tiempos. Se le han olvidado las “víboras prietas y las tepocatas”, y con “Salinillas, ni al baño”, y las orejas de burro simuladas con boletas en el recinto legislativo, en pleno acto oficial. O bien, los gritos destemplados para que Zedillo ya no hiciera proselitismo por su candidato “Lavestida” (como lo descalificaba por sus preferencias sexuales). El rosario tiene un sinnúmero de cuentas en su haber. Sin embargo, el que ha metido ruido, el que inició con las descalificaciones fue el propio Fox (la chachalaca mayor), de tal suerte, que ahora que le contestan en su estilo, ahora que le dan una sopa de su propio chocolate, o como decía mi abuela: “que le sale el tiro por la culata”, entonces sí hay que espantarse de lo intolerante, de lo irreverente, de lo fatuo (dice Fernández de “Centavos”) del contrincante. Y ya ofendidos porque le dijo “cállese”, se rasgan las vestiduras, chillan como María Magdalena ante la cruz, y por ende satanizan el atrevimiento del cual fue capaz el irresoluto candidato. Endilgándole una interminable lista de adjetivos, continúan amnésicos ya que, si algo hicieron los honorables y finísimos panistas, fue, paradójicamente, descalificarse, de peor manera y entre ellos mismos. Para colmo de los aguerridos “pejefóbicos”, quien está marcando el ritmo de la contienda, quien está dirigiendo la agenda de la campaña presidencial, quien está dictándoles los temas o asuntos de la política nacional, es nada menos que su acérrimo enemigo, quien les provoca urticaria, escozor, y comezones hasta en lo más íntimo de sus delicadas pieles. No hay día que pase sin que éstos reaccionen visceralmente, 0“chachalaqueando”, por todo lo que dijo, o en su defecto, no dijo (como es el caso de los exigidos debates), ubicando con mayor porcentaje de aceptación en las encuestas a tan controvertido personaje. Hasta el ensombrecido Diego, ya dijo: “esta boca es mía”, y con lenguaje florido ya tildó a López Obrador de “porro, loco, engreído y fatuo”, como si realmente hiciera falta una chachalaca más. Es cuanto.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

a que logia perteneces?

8:52 PM  

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