6.07.2006

La "Ley Televisa" no es dogma de fe.

publicado en la edición 14 de Entre Líneas

Por Rafael Olivera

ASIGNATURA PRIMERA.-LOS SENADORES HEREJES SERÁN EXCOMULGADOS.
Cuando nos dimos a la tarea de conocer de viva voz, el delicadísimo asunto de la “Ley Televisa”, nos quedó muy claro de qué lado estaba la razón. Por ello, después de entrevistar vía telefónica a los senadores Manuel Bartlett Díaz (PRI), y a Javier Corral Jurado (PAN), quienes no fueron “domeñados” por los intereses inmensos del duopolio televisivo, amén de las amplias explicaciones que para tal efecto se nos proporcionaron, y con el anuncio de la impugnación ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tal acción de inconstitucionalidad ya ha sido consumada. Por ende, más allá de la confianza que podamos tener en la imparcialidad de dicha institución, con la venia de los senadores, se exponen sucintamente las violaciones constitucionales impugnadas que dan cuerpo al texto presentado ante la SCJN, signado por cuarenta y siete Senadores de la República. Síntesis:Primera Violación Constitucional.- El procedimiento legislativo que dio origen al Decreto de reformas de la Ley Federal de Telecomunicaciones y de la Ley Federal de Radio y Televisión se encuentra viciado, en virtud de que durante su desarrollo se contravinieron los artículos 16, 70 y 72 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con lo que prevén los artículos 135, 136, 137 y 140 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos. La violación se hace consistir en que la Minuta de Proyecto de Decreto aprobada por la Cámara de Diputados fue arbitraria e ilegalmente alterada, al haber sido modificado el texto de dos artículos contenidos en la misma, sin haber seguido el procedimiento previsto por los preceptos constitucionales antes precisados.Segunda Violación Constitucional.- El primer párrafo del artículo 9-A de la Ley Federal de Telecomunicaciones adicionado por virtud del Decreto de reformas de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Ley Federal de Radio y Televisión, es violatorio de los artículos 16, 49 y 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en razón de que el Congreso de la Unión al crear un órgano desconcentrado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (Comisión Federal de Telecomunicaciones COFETEL), invade la esfera de competencia del Poder Ejecutivo, expresamente determinada en el artículo 89 constitucional para proveer en la esfera administrativa a su exacta observancia. Tercera Violación Constitucional.- Los artículos 9-C y 9-D de la Ley Federal de Telecomunicaciones adicionados por virtud del Decreto de reformas de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Ley Federal de Radio y Televisión, son violatorios de lo dispuesto por los artículos 16, 49, 89, 90 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en virtud de que dichos preceptos vulneran:(I).-El principio de división de poderes, al otorgar a la Cámara de Senadores facultades para objetar los nombramientos y renovación de los comisionados de la COFETEL que el Presidente de la República realice; asimismo, el Congreso de la Unión limita las facultades del Presidente de libre remoción de los comisionados del órgano referido, lo cual lleva al absurdo de considerar que el Presidente si bien puede nombrar y remover a los titulares de las dependencias de la administración pública centralizada, no lo puede hacer respecto de los miembros de un órgano que en términos de la ley correspondiente es subordinarse jerárquicamente a una de las dependencias (Secretaría de Comunicaciones y Transportes).
(II).-El principio de supremacía constitucional, en razón de que si bien el Congreso de la Unión tiene la atribución de expedir leyes, ello no puede contravenir ni exceder lo establecido por otra norma constitucional, a saber, el artículo 49 de la Constitución. (III).-El principio de legalidad, toda vez que los artículos impugnados contravienen lo dispuesto por leyes expedidas por el propio Congreso (artículos 11, 16, 17, 26 y 36 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal).Cuarta Violación Constitucional.- Los artículos CUARTO y QUINTO TRANSITORIOS de la Ley Federal de Telecomunicaciones y SEGUNDO TRANSITORIO de la Ley Federal de Radio y Televisión, creados por virtud del Decreto de reformas a las leyes antes precisadas, son violatorios de lo dispuesto por los artículos 16, 49 y 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en razón de que:(I).-Transgreden el principio de división de poderes, al existir manifiesta invasión a la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo Federal, que de forma exclusiva la Constitución le atribuye.(II)Se contraviene el principio de fundamentación y de motivación, en tratándose de actos legislativos (artículo 16 constitucional), al crear normas que contravienen la Constitución y las leyes del Congreso.Quinta Violación Constitucional.- El artículo SEGUNDO TRANSITORIO de la Ley Federal de Telecomunicaciones creado por virtud del Decreto de reformas, es violatorio de los artículos 16, 40, 80, 81 y 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, habida cuenta que los tiempos que establece el referido artículo para el nombramiento de los comisionados de la Comisión Federal de Telecomunicaciones por parte del Presidente de la República, son materialmente inconstitucionales, al constituir un ejercicio trans-sexenal del poder, contrariando en consecuencia, los principios que rigen la forma de gobierno prevista en la Constitución, a saber, el principio republicano, democrático y el representativo. Por su contenido harto valioso, queda pendiente una parte del texto. Es cuanto.

¡Ya cállese señor Presidente! con todo respeto

Por Rafael Olivera

Si no padecemos de amnesia, o tenemos problemas similares a los de los políticos, como pudiera ser la desmemoria, entonces hemos de recordar varias de las irreverencias cometidas por Vicente Fox Quesada cuando era aprendiz (nunca aprendió) de político, siendo diputado del PAN, después como gobernador, y luego en la prolongada campaña que es hora que todavía no termina. Tan no ha concluido, que actualmente vemos a Vicente despotricar a diestra y siniestra contra sus adversarios políticos, aunque preferentemente le atiza al único que sabe es su enemigo, sobretodo por la tesis tanto política como económica que sustenta, contraria a todo lo que él defiende a ultranza y que en su momento negó, rechazó y defenestró con tal de cobrar adeptos y poder arribar a la silla presidencial, la cual, insistimos, le quedó demasiado holgada. Con una infinidad de eslóganes y frases mediáticas, logró embaucar a 15 millones de electores, convenciéndolos de que era la mejor opción, porque perversamente les hizo creer que estaba en contra de todo lo que oliera a neoliberalismo, de ahí que se escudaba en el tan socorrido “cambio”, precisamente porque la ciudadanía estaba harta de la tramposa política del priato que en los últimos sexenios (De la Madrid-Salinas-Zedillo) se había ensañado con la población al grado de que cada día se tornaba más crítica la situación económica de la gran mayoría, convirtiéndose tales gobernantes en maquila de nuevos pobres, cada año y cada sexenio que transcurrían. Utilizando un costoso equipo de publicistas, de expertos en mercadotecnia, se vendió como un gran producto (que a la postre resultó un nocivo producto chatarra) en el que muchos confiaron, pero al tiempo se percataron que habían sido defraudados, reconociendo que el mal llamado “voto útil” devino en “inútil”. Ante la impotencia de Fox (en el caso que nos ocupa, políticamente) de frenar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, inicialmente mediante los “video-escándalos” de sus ex colaboradores, enseguida el desafuero fallido, y ahora con todo el aparato del Estado, para contrarrestar las preferencias de los ciudadanos, orquestando campañas mediáticas a granel, y valiéndose de cuanta tribuna le es concedida para proferir, predicar y hasta profetizar acerca de la catástrofe que vendrá si se opta por tal candidato, se torna imperativo advertir que esa actitud antidemocrática, con tintes fascistoides, descaradamente a favor del candidato de su ultraderechista partido, no dejará saldo positivo alguno en la contienda electoral, ni en el proceso de votación que se dará dentro de escasos cien días. Está jugando con dinamita el ciudadano Vicente Fox Quesada, en ese su afán de meterle zancadilla a su enemigo. Las declaraciones disparatadas, sin venir al caso, el elogio a la estulticia que realiza un día sí, y otro también, alabando, ensalzando los supuestos logros de su gobierno con la política marcadamente neoliberal que le han dictado los grandes intereses transnacionales, son la más clara muestra de que quiere imponer al pelele candidato del inmaculado partido, quien a estas alturas, no ha encontrado siquiera un lema para su derrotada campaña, y ha llegado al grado de “plagiar” el lema del PRI, cuestión que denota la dimensión de su perceptible fracaso.
La supuesta irreverencia de López Obrador, es nada, si se le compara con las cometidas por Fox en otros tiempos. Se le han olvidado las “víboras prietas y las tepocatas”, y con “Salinillas, ni al baño”, y las orejas de burro simuladas con boletas en el recinto legislativo, en pleno acto oficial. O bien, los gritos destemplados para que Zedillo ya no hiciera proselitismo por su candidato “Lavestida” (como lo descalificaba por sus preferencias sexuales). El rosario tiene un sinnúmero de cuentas en su haber. Sin embargo, el que ha metido ruido, el que inició con las descalificaciones fue el propio Fox (la chachalaca mayor), de tal suerte, que ahora que le contestan en su estilo, ahora que le dan una sopa de su propio chocolate, o como decía mi abuela: “que le sale el tiro por la culata”, entonces sí hay que espantarse de lo intolerante, de lo irreverente, de lo fatuo (dice Fernández de “Centavos”) del contrincante. Y ya ofendidos porque le dijo “cállese”, se rasgan las vestiduras, chillan como María Magdalena ante la cruz, y por ende satanizan el atrevimiento del cual fue capaz el irresoluto candidato. Endilgándole una interminable lista de adjetivos, continúan amnésicos ya que, si algo hicieron los honorables y finísimos panistas, fue, paradójicamente, descalificarse, de peor manera y entre ellos mismos. Para colmo de los aguerridos “pejefóbicos”, quien está marcando el ritmo de la contienda, quien está dirigiendo la agenda de la campaña presidencial, quien está dictándoles los temas o asuntos de la política nacional, es nada menos que su acérrimo enemigo, quien les provoca urticaria, escozor, y comezones hasta en lo más íntimo de sus delicadas pieles. No hay día que pase sin que éstos reaccionen visceralmente, 0“chachalaqueando”, por todo lo que dijo, o en su defecto, no dijo (como es el caso de los exigidos debates), ubicando con mayor porcentaje de aceptación en las encuestas a tan controvertido personaje. Hasta el ensombrecido Diego, ya dijo: “esta boca es mía”, y con lenguaje florido ya tildó a López Obrador de “porro, loco, engreído y fatuo”, como si realmente hiciera falta una chachalaca más. Es cuanto.