“CUANDO VEAS LAS BARBAS DE TU VECINO CORTAR…”
ASIGNATURAS PENDIENTES
POR RAFAEL OLIVERA ÁVILA
ASIGNATURA PRIMERA.-EN SOLIDARIDAD CON FEDERICO ARREOLA.
En este “kafkiano” sexenio que nos tocó vivir, cada día transcurrido nos ha proporcionado la extralimitación del asombro. El significado real de las palabras y los conceptos, ha perdido su valor, debido a la perversión que de ello han hecho los “enajenados yunquistas mercaderes” metidos con calzador a la política.
En este contexto, parafraseando al escritor uruguayo Eduardo Galeano, tenemos esta percepción: “patas arriba, la política mexicana al revés”, es decir, se cacarea la democracia, pero se comete un descomunal fraude electoral; se pregona la libertad de tránsito, pero se instalan retenes por doquier y se enjaula al recinto legislativo de San Lázaro; se publicita con bombo y platillo el combate al narcotráfico, pero se apapacha a uno de los cárteles (el del Golfo), y se le abre la celda del penal a un mafioso para que escape por “la puerta grande”; se ostenta la gobernabilidad, pero se utiliza el aparato represor del Estado, para torturar, violar y asesinar a las voces disidentes; se ensalza al gobierno del cambio, al “foxismo” y se practica el “fascismo”; se “chachalaquea” la libertad de expresión, la no censura, y no se ha hecho otra cosa que recurrir mañosamente a la “autorregulación”, que no es otra cosa que la censura en su máxima expresión, al demandar desde la desbozalada presidencia a periodistas que se han atrevido a ejercer dicha libertad; y, en el peor de los casos, han silenciado de una vez por todas, a los periodistas incómodos, llegando a la peor degradación.
Es por ello, que no extraña pero sí ofende e indigna, lo sucedido apenas el martes (17 de octubre), al periodista Federico Arreola, quien fue director del periódico Milenio diario, y al integrarse al equipo de Andrés Manuel López Obrador, por ética renunció a su cargo, y sólo continuó con su columna en el espacio editorial del diario hasta que la censura se lo permitió. ¿Por qué? La razón es muy sencilla, no acató la “autorregulación” y su osadía fue mayor y muy grave al criticar la manipulación de la información en la mayoría de los medios. Su último artículo en Milenio fue: “La miseria del periodismo”. Más allá de la crítica que pudo haber efectuado específicamente en cómo “informaron” en el caso de la elección en Tabasco, y la acre crítica de éstos hacia AMLO (quien aclara no contendió para nada en esa entidad federativa). Lo que pudiera estarle pasando al periodista Federico Arreola no es otra cosa que la venganza a trasmano de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, ya que en alguna ocasión, en entrevista con el “santón” de las noticias, mencionó que Calderón tiene un problema muy serio de alcoholismo, cuestión que le confió una persona cercana a éste. En aquel entonces, la ira del aludido se desbordó, amenazando con demandar al periodista. Cosa que quedó en el olvido, aparentemente.
Hoy, uno de tantos de los “poderes fácticos”, le hacen el trabajo sucio al presidente abyecto –que no electo- y cobran sobradamente la afrenta, al silenciar al columnista. Cerrando aún más la pinza y coartando flagrantemente la libertad de expresión. Pretendiendo acallar cada vez, a las voces discordantes, quienes no están en sintonía con el “panismo-yunquismo”, y no serán las plumas que alaben a los aprendices de todo y maestros en nada, como lo han demostrado quienes se embriagaron con el poder, y ahora a costa de lo que sea, no están dispuestos a soltar.
Abonando a esta tesis, no es gratuito lo que se ha gestado en torno a la escritora argentina, Olga Wornat, y al semanario Proceso, quienes fueron objeto de sendas demandas desde la presidencia (la pareja, no se olvide), esgrimiendo una legalidad inexistente, y donde recientemente la supuesta justicia les ha dado la razón, sin embargo, a este respecto, el periodista Jenaro Villamil ha destacado que en una más de las campañas mediáticas, se pretende ocultar el papel de verdugo y persecutora (de Marta Sahagún) no sólo de periodistas y de medios impresos que han documentado sus excesos de poder y su ostentoso tráfico de influencias a favor de sus hijos y hermanos. Misma que evade y no informa, que fue la señora Sahagún quien también tuvo el buen tino de amenazar a los diputados Martha Lucía “Malú” Micher y Jesús González Schmall, quienes encabezaron las comisiones legislativas encargadas de investigar las denuncias por malos manejos en contra de ella y su familia. Y que en el fondo, el litigio no es por el derecho a la intimidad que nunca ha sido una causa de la señora Sahagún. El problema es sobre la visión y el ejercicio patrimonialista del poder político que no tienen signo ideológico ni límites temporales ni es exclusivo de un solo género.
Los usos y abusos patrimonialistas de la señora Marta Sahagún seguirán generando escándalos más allá del final del sexenio de Fox. Estos escándalos se alientan en la medida que la dinámica de ocultamiento y revelación de las transgresiones persiste y demuestra que siempre hay terceros que saben, que están dispuestos a guardar silencio. Que los escándalos crecerán porque existe un severo déficit de credibilidad en la pareja presidencial y en los medios que los acompañan en su defensa. Los escándalos permanecerán porque la sociedad ya no está dispuesta a sacrificar su derecho a la crítica ni a la libertad de información. Tiempos de oscurantismo muy denso, se perfilan en el futuro inmediato, al coartar flagrantemente una de las libertades más preciadas del ser humano, la de expresión. Ambos casos son bastante significativos.
Concluyo con los versos del poeta cubano al escribir: “Me vienen a convidar a arrepentirme/ me vienen a convidar a que no pierda/ me vienen a convidar a indefinirme/ me vienen a convidar a tanta mierda…” Es cuanto.
Entrevista estenográfica de Carmen Aristegui a Federico Arreola AQUI
Ultima columna que escribió Arreola en Milenio AQUI
POR RAFAEL OLIVERA ÁVILA
ASIGNATURA PRIMERA.-EN SOLIDARIDAD CON FEDERICO ARREOLA.
En este “kafkiano” sexenio que nos tocó vivir, cada día transcurrido nos ha proporcionado la extralimitación del asombro. El significado real de las palabras y los conceptos, ha perdido su valor, debido a la perversión que de ello han hecho los “enajenados yunquistas mercaderes” metidos con calzador a la política.
En este contexto, parafraseando al escritor uruguayo Eduardo Galeano, tenemos esta percepción: “patas arriba, la política mexicana al revés”, es decir, se cacarea la democracia, pero se comete un descomunal fraude electoral; se pregona la libertad de tránsito, pero se instalan retenes por doquier y se enjaula al recinto legislativo de San Lázaro; se publicita con bombo y platillo el combate al narcotráfico, pero se apapacha a uno de los cárteles (el del Golfo), y se le abre la celda del penal a un mafioso para que escape por “la puerta grande”; se ostenta la gobernabilidad, pero se utiliza el aparato represor del Estado, para torturar, violar y asesinar a las voces disidentes; se ensalza al gobierno del cambio, al “foxismo” y se practica el “fascismo”; se “chachalaquea” la libertad de expresión, la no censura, y no se ha hecho otra cosa que recurrir mañosamente a la “autorregulación”, que no es otra cosa que la censura en su máxima expresión, al demandar desde la desbozalada presidencia a periodistas que se han atrevido a ejercer dicha libertad; y, en el peor de los casos, han silenciado de una vez por todas, a los periodistas incómodos, llegando a la peor degradación.
Es por ello, que no extraña pero sí ofende e indigna, lo sucedido apenas el martes (17 de octubre), al periodista Federico Arreola, quien fue director del periódico Milenio diario, y al integrarse al equipo de Andrés Manuel López Obrador, por ética renunció a su cargo, y sólo continuó con su columna en el espacio editorial del diario hasta que la censura se lo permitió. ¿Por qué? La razón es muy sencilla, no acató la “autorregulación” y su osadía fue mayor y muy grave al criticar la manipulación de la información en la mayoría de los medios. Su último artículo en Milenio fue: “La miseria del periodismo”. Más allá de la crítica que pudo haber efectuado específicamente en cómo “informaron” en el caso de la elección en Tabasco, y la acre crítica de éstos hacia AMLO (quien aclara no contendió para nada en esa entidad federativa). Lo que pudiera estarle pasando al periodista Federico Arreola no es otra cosa que la venganza a trasmano de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, ya que en alguna ocasión, en entrevista con el “santón” de las noticias, mencionó que Calderón tiene un problema muy serio de alcoholismo, cuestión que le confió una persona cercana a éste. En aquel entonces, la ira del aludido se desbordó, amenazando con demandar al periodista. Cosa que quedó en el olvido, aparentemente.
Hoy, uno de tantos de los “poderes fácticos”, le hacen el trabajo sucio al presidente abyecto –que no electo- y cobran sobradamente la afrenta, al silenciar al columnista. Cerrando aún más la pinza y coartando flagrantemente la libertad de expresión. Pretendiendo acallar cada vez, a las voces discordantes, quienes no están en sintonía con el “panismo-yunquismo”, y no serán las plumas que alaben a los aprendices de todo y maestros en nada, como lo han demostrado quienes se embriagaron con el poder, y ahora a costa de lo que sea, no están dispuestos a soltar.
Abonando a esta tesis, no es gratuito lo que se ha gestado en torno a la escritora argentina, Olga Wornat, y al semanario Proceso, quienes fueron objeto de sendas demandas desde la presidencia (la pareja, no se olvide), esgrimiendo una legalidad inexistente, y donde recientemente la supuesta justicia les ha dado la razón, sin embargo, a este respecto, el periodista Jenaro Villamil ha destacado que en una más de las campañas mediáticas, se pretende ocultar el papel de verdugo y persecutora (de Marta Sahagún) no sólo de periodistas y de medios impresos que han documentado sus excesos de poder y su ostentoso tráfico de influencias a favor de sus hijos y hermanos. Misma que evade y no informa, que fue la señora Sahagún quien también tuvo el buen tino de amenazar a los diputados Martha Lucía “Malú” Micher y Jesús González Schmall, quienes encabezaron las comisiones legislativas encargadas de investigar las denuncias por malos manejos en contra de ella y su familia. Y que en el fondo, el litigio no es por el derecho a la intimidad que nunca ha sido una causa de la señora Sahagún. El problema es sobre la visión y el ejercicio patrimonialista del poder político que no tienen signo ideológico ni límites temporales ni es exclusivo de un solo género.
Los usos y abusos patrimonialistas de la señora Marta Sahagún seguirán generando escándalos más allá del final del sexenio de Fox. Estos escándalos se alientan en la medida que la dinámica de ocultamiento y revelación de las transgresiones persiste y demuestra que siempre hay terceros que saben, que están dispuestos a guardar silencio. Que los escándalos crecerán porque existe un severo déficit de credibilidad en la pareja presidencial y en los medios que los acompañan en su defensa. Los escándalos permanecerán porque la sociedad ya no está dispuesta a sacrificar su derecho a la crítica ni a la libertad de información. Tiempos de oscurantismo muy denso, se perfilan en el futuro inmediato, al coartar flagrantemente una de las libertades más preciadas del ser humano, la de expresión. Ambos casos son bastante significativos.
Concluyo con los versos del poeta cubano al escribir: “Me vienen a convidar a arrepentirme/ me vienen a convidar a que no pierda/ me vienen a convidar a indefinirme/ me vienen a convidar a tanta mierda…” Es cuanto.
Entrevista estenográfica de Carmen Aristegui a Federico Arreola AQUI
Ultima columna que escribió Arreola en Milenio AQUI
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